martes

Experiencias:



Recuentos de una Madre en Viaje
Por: Claudia Patricia Ghitis


Había prometido escribir un artículo para este Blog y la verdad es que me he tardado algo de tiempo pero lo he logrado! Cuando no se tiene mucha práctica en el arte de escribir, resulta una tarea que toma tiempo y esfuerzo.
Quería escribir sobre mis experiencias de ser madre de Valeria. Quiero con estos párrafos animar a nuestras seguidoras del programa y del Blog para que también escriban y nos cuenten sus experiencias, porque eso de ser madre con dos culturas en la cabeza, tiene sus ventajas, como la de poder compaginar dos formas de vida totalmente diferentes como la que existe entre Alemania y Colombia y también la de poder compararlas.
Era la primera vez que hacía un viaje transatlántico como madre, hice ese largo viaje a mi país de origen con mi bebe de seis meses que ahora ya tiene 9 meses. Me tocó ver una serie de cosas y experimentar otras tantas que a veces pueden pasar desapercibidas, pero sumadas hacen la diferencia.
La anhelada vitamina D: esa vitamina que viene del sol en cantidades abundantes y que aquí en Alemania poco la recibimos sobretodo en esta época, fue uno de los mejores regalos para Valeria y eso que llegamos en un período que el país estaba azotado por el peor invierno de su historia…
La tanqueada de sol comienza con un paseo al parque o sitio cercano que esté bien vigilado, por aquello de la inseguridad en nuestros países, cosa a la que yo ya no estoy más acostumbrada viviendo en una ciudad tan segura como Stuttgart, sin embargo con tantas historias desagradables que me contaron y se pueden repetir, la paranoia a veces aparecía. Se camina con intranquilidad en esos paseos. Los andenes tupidos de carros mal parqueados o llenos de huecos, recuerdan las pistas de la fórmula uno con tantos zigzags y los riesgos implícitos que una madre con coche tiene que sortear para llegar a cualquier sitio. Dónde estarán los que ponen las multas? Este definitivamente sería el paraíso de los que controlan los parqueaderos de mi calle en Bad Cannstatt… Si usted encuentra a alguien en Colombia que le ayude a subir el coche por un andén o quién le abra una puerta cuando va con el coche le cuento que se gana una lotería! Será porque la gente allá se desplaza en grupos familiares: hermanitos, primos, tios, suegra, sobrinos y no necesitan eso de pedir ayuda, mientras acá en Alemania hay tanta madre con un solo hijo y a veces sin el marido para completar que la costumbre es darle una manito a la pobre madre con coche…
De gira por la ciudad en buses y taxis: Vaya tarea difícil pues no existe aún la infraestructura adecuada para andar con un coche o carriola en un bus normal, ni siquiera en el “Mio” o el “Transmilenio” (buses modernos que circulan por su propio carril) las rampas nuevas garantizarían subir el coche al bus pero la mejor opción fue llevarla con el cargador o “Baby Bjorn”. De los taxis ni hablar, nunca me subí en ellos con el asiento de seguridad o “maxi cosi”, la conclusión es que fuí un poco irresponsable porque los taxistas se mueven como saetas en el tráfico o mejor dicho el “caos” vehicular de las ciudades pero muchas veces ni hay cinturón de seguridad en ellos… como se hace? ..allí veo mejor a los alemanes…
De compras por los Supermercados y Centros Comerciales: es una delicia saber que estos negocios allá si están abiertos todo el día y funcionan hasta altas horas de la noche incluso los domingos y feriados. Lástima darse cuenta que al comprar la leche en polvo, los pañales, los pañitos húmedos, etc. Los precios de los artículos de bebé son más costosos que en Alemania y son un artículo de lujo en Colombia, tanto que me viene la pregunta: cómo hacen las familias con sus sueldos tercermundistas (220 €) para costear los gastos de tener por ejemplo tres niños pequeños? “No han de extrañar estos precios cuando sabemos que la mayoría de estos productos son importados y poseen marcas internacionales de multinacionales reconocidas” dice mi amiga Lizette. Compensa un poco el favorable precio de las frutas y verduras que en nuestros países se encuentran en abundancia y en oferta estacional eterna con sus sabores deliciosos y auténticos. Sobre los Centros Comerciales, vale la pena anotar, que los grandes están bien dotados con cambiadores para que las mamás tengan comodidad para atender a sus hijos, pero la mayoría de los baños de uso público, las tiendas normales y hasta algunos terminales de transportes no están dotados con estos simples pero indispensables accesorios para nosotras y los bebés.
Mi consejo para todas las madres viajeras en vuelos transatlánticos es llevar una buena provisión de pañales, leche en polvo y cambiador plástico para apoyar al bebé (en caso que no hayan cambiadores en los baños) por si a usted como a mí le toca soportar largas esperas en los aeropuertos. No olvide unas gotas nasales para evitar que a su bebé se le tapen los oídos por la presión en la cabina del avión.
Una última reflexión: con tantos niños que hay en Colombia, no es justo que los Centros Comerciales no piensen en ellos pues es la única opción para que las madres podamos caminar con tranquilidad.

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